Figura 1. Dr. Julio Amado Tahier.

Figura 2. Premio Molière.

El Dr. Julio Tahier (Figura 1), de ascendencia vascofrancesa, nació en Buenos Aires el 12 de octubre de 1906. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1934 como Médico, orientándose rápidamente a la Pediatría. En 1939 recibió el título de Doctor en Medicina con su tesis “Tuberculosis infantil. Investigación del Bacilo de Koch en el lavado gástrico”, lo que le valió el prestigioso Premio “Dr. Ángel Centeno”.

Luego de trabajar en el Instituto Jenner, el Hospital Fernández y posteriormente en el Hospital Ramos Mejía, ingresó al Hospital Británico en 1945, en el Servicio de Pediatría, cuyo jefe en ese momento era el Dr. Edgar C.B. Brewer, y donde permanecería por los siguientes 50 años, siendo nombrado Médico Emérito en 1976.

Publicó numerosos trabajos, la mayoría vinculados con la tuberculosis y con la enfermedad celíaca. Desde sus primeros años se interesó por los trastornos psicológicos de los niños, y en 1951 organiza en el Servicio una sección encargada de Psicodiagnóstico, para la orientación de padres de niños enfermos, para la Psicoterapia infantil individual y para la Psicoterapia de Grupos. En esta disciplina, sus trabajos pioneros fueron “Por qué el Pediatra solicita la colaboración del Psicoanalista” y “Asistencia pediátrica integral en ambientes hospitalarios”. Tuvo activa participación en la Asociación Psicoanalítica Argentina durante muchos años.

De chico, fue llevado por sus padres a ver espectáculos de varieté que influyeron en su amor por el teatro. Vendía diarios y, con lo que ganaba, se pagaba la entrada para ir al cine y ver aquellos entreactos con números de variedades. Ya en 1962 tomó algunas pocas clases de actuación en Nuevo Teatro, dirigido por Alejandra Boero, Pedro Asquini y Conrado Ramonet. Formó parte del grupo Yenesí, con el que dirigió numerosas obras de Eugène Ionesco, Fernando Arrabal, Michel de Ghelderode y Eduardo Pavlovsky, con quien trabajó durante muchos años. En la década del 70 se asoció a Patricio Esteve para dar forma a “La gran histeria nacional” (1972), una de las comedias musicales más recordadas del circuito off de aquella década. En 1962 dirige su primera obra de teatro, la primera de veinticuatro a lo largo de los siguientes veintiún años. Alternó diversos géneros, llegando a la cima de su carrera con su obra “Gotán” (1979), que duró en cartelera cuatro años y le valiera el Premio Molière otorgado por el Teatro Nacional de Francia. Las tres últimas obras que dirigió fueron “Tercero incluido”, “Un amor esdrújulo” y “Los dientes de perro”. En 1970 recibió el Premio Talía, otorgado por la Academia de Artes Escénicas de España por sus diez años dedicados a ofrecer nuevos títulos de la dramaturgia universal; en 1981 se le otorgó el Premio Estrella de Mar por sus años de apoyo al teatro; y en 1986, le entregaron la distinción del año Carrousel de las Artes, por sus 80 gloriosos años en pro del teatro. Comentaba el Dr. Tahier que los temas porteños en sus obras nacieron por la necesidad que sentía de transmitir todo lo que sabía de tango: conocía tantas letras, que podía engarzarlas y contar de esa manera una historia. Así nació Gotán, la ópera rantifusa, un libreto basado en estrofas de tango y de canciones.

En la misma línea, escribió “Tangos y mangos” (1985) y “Cántame un tango, Romeo” (1984), que recreaba “Romeo y Julieta” a través de 94 temas musicales; y “Garibaldi Pum” (1987), junto a Esteve. Entre las obras nacionales que dirigió se cuentan: “La espera trágica”, “Color de ciruela”, “Circunloquio”, “El camello sin anteojos”, “Tercero incluido”, “Faburlando en Buenos Aires” y “¿Probamos otra vez?”.

Durante su largo paso por el Hospital Británico evocó cordialidad y simpatía con todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo: con su guardapolvo blanco de mangas cortas, siempre listo para dar un consejo, para contar un chiste, o para soltar su recordada carcajada.

Hasta sus últimos días fue “mimado” no solo por sus pacientes y amigos de siempre, sino por Raquel, su esposa durante 62 años, y sus tres hijos: Julio José (también médico pediatra de nuestro Hospital), Inés y Juan Martín.

Su clientela devota evidenció la bondad de sus cuidados profesionales, llegando a atender a hijos y nietos de agradecidos pacientes. Muchos “chicos” que hoy ya cuentan muchas décadas en sus haberes recuerdan cómo el “doctor Julio” les daba caramelos Sugus y los dejaba jugar con un monito de bronce que hoy conserva su hijo. La comunidad del Hospital Británico fue honrada y privilegiada por su presencia y trayectoria. Falleció el viernes 27 de agosto del año 2004, poco tiempo antes de haber cumplido los 98 años.

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Dr. Julio Amado Tahier (1906-2004): su paso inolvidable por nuestra casa

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